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Ramy, la serie de cabecera para la producción audiovisual árabe

María del Mar Grandío y Pilar Garrido, profesoras titulares de la Universidad de Murcia y coordinadoras del GTC Ficción Audiovisual del Mundo Árabe

 

Uno de los grandes retos a los que se ha enfrentado tradicionalmente la ficción seriada americana ha sido la integración y re-creación de su gran diversidad cultural. En los últimos 20 años, coincidiendo con la denominada Tercera Edad Dorada de la Televisión, hemos visto una mayor inclusión de personajes racializados en las series americanas, incluyendo los provenientes de la cultura árabe. Sin embargo, esa aparición ha caído, en muchos casos, en representaciones estereotipadas como asociar a personajes árabes con el terrorismo, muy recurrente y que ocurre con series de la talla de Homeland (Fox, 2011-2019). Sin embargo, la aparición de los canales de las plataformas de streaming ha aumentado la presencia de personajes árabes en las narrativas  audiovisuales mundiales ofreciendo sobre todo una oportunidad para los propios productores árabes para contarse e interpretarse. En estos momentos, tenemos accesibles varias series producidas por profesionales árabes que se han colocado, en muy poco tiempo, en auténticos referentes para toda una generación de productores audiovisuales árabes y lo han hecho a través del género de la comedia. Es el caso de Ramy, la que sin lugar a dudas es la serie con mayor repercusión en público y crítica de los últimos años.

 

Ramy es una comedia de televisión estadounidense creada, producida y protagonizada por Ramy Youssef. Se estrenó en la plataforma americana Hulu en abril de 2019 y nos cuenta la vida de Ramy Hassan, egipcio de primera generación en Estados Unidos que vive en Nueva Jersey, y que intenta lidiar con las inquietudes propias de su momento vital como veinteañero con aspectos específicos de su identidad cultural árabe. En “Ramy”, Youssef interpreta una versión de sí mismo abrazando el Islam. Lucha con su fe, quiere ser musulmán aunque le cuesta, y su búsqueda espiritual se adereza con la variedad habitual de presiones de los veinteañeros: romance, aspiraciones profesionales, drogas, padres. Es una fórmula simple, pero después de décadas de representar a los musulmanes en la pantalla como terroristas y villanos o dejarlos de lado, es prácticamente revolucionario. Al menos así lo calificó el propio The New York Time en su estreno.  Como revolucionario. Y no se equivocó. Con sus tres temporadas en la serie de referencia para los jóvenes productores árabes. Es raro que Ramy no salga en las entrevistas de los creadores audiovisuales de ficción seriedad de países árabes que quieren ofrecer un contenido específico al mundo, desde su propia sensibilidad cultural (nadie mejor que ellos para contar su realidad). La clave en este voraz panorama de producción audiovisual está en que estos jóvenes asuman el papel de producción ejecutiva al mismo tiempo que opcionalmente, y tal y como ocurre este caso com Ramy, también interpreta el personaje principal.

La construcción de la interidentidad, la inclusión social plena siendo árabes musulmanes egipcios en América del Norte (New Jersey), su relación como joven entre tu comunidad de origen y/o su entorno de cotidianidad presente, el entramado de tradición y modernidad en el que está inexorablemente inmerso, costumbres o conservadurismos, libertades o anclajes, deudas familiales o decisiones personales, búsquedas o inercias….de un lado o de otro o de ambos lados, de múltiples lados, que vive Ramy y a los que podemos asistir con la fórmula mágica del sentido del humor. Herramienta estratégica y eficaz que articula la serie y mediante la que vamos introduciéndonos en ese devaneo de vida y de proceso vital que nuestro protagonista.

Desde luego Ramy, el personaje creado y el propio actor que lo encarna, va más allá de los planteamientos convencionales de lo que quiero y lo que me obligan, lo que me ofrece mi nueva realidad y lo que mi familia me quiere seguir imponiendo o cuestiones ya usadas, en ocasiones dañinas y poco certeras porque las actitudes habituales no tienen porqué corresponder con esto, pero nuestro personaje es él mismo el que trasciende las típicas dicotomías, debates y paradojas.

Dibuja el día a día de un joven, con escenas de relaciones sentimentales, familiares y de amistad donde se encuentra en constantes dudas tan específicas de su origen como globales por su persona, sobre cómo le va en sus trabajo, cómo gestionar su fe, qué quiere de una relación amorosa o sexual o ambas. De hecho, cuando está sin trabajo y comienza con su tío a ayudarle, siento éste, egipcio, musulmán, supuestamente antisemita y de discurso muy moralizante, se sorprende viendo con quiénes negocia, qué lleva a cabo en su oficio de modo poco ético y sin tapujos nos abre una ventana a las contradicciones de su propio familiar, de uno de sus referentes. Cuando está comenzando las relaciones amorosas vemos cómo se debate sobre lo que quiere o lo que desea con ingredientes de su manera de vivir el islam, su época vital, sus  gustos, sus emociones, sus necesidades…si son mujeres de una personalidad u otra, con unas actitudes humanas u otras. En conclusión prevalece que lo pone todo en fórmula de duda con el lenguaje del humor y que los sentires humanos son universales.

El viaje al final de los episodios es significativo que sea de ida y vuelta, porque integra todas sus realidades, lo que vive cotidianamente y lo que ha mamado en su comunidad de origen. Así, de la mano de allegados va y se encuentra en Egipto, curiosamente camina por las tierras de sus abuelos y se pone de manifiesto en él que algunas cuestiones ya no le resuenan, las siente ajenas y curiosas, sin embargo, como es natural, otros referentes vibran en él y asienta que quiere que sigan formando parte de su personalidad en su juventud…y dios sabrá cuál será su evolución….

Acaba la estancia atendiendo un sesión sufí, una hadra, al mismo estilo de los sabios sufíes, en ese viaje abierto y posilibilitador del eterno retorno.

La cualidad esencial es la naturalidad con la que se trata cada experiencia, cada idea, cada relación familiar o sentimental que atraviesa Ramy.

Estamos habituados a ver tratados los personajes árabes, musulmanes, migrantes….entre contraposiciones binarias simplistas y son sesgos negativos más o menos matizados, pero las historias de Ramy, los capítulos del serial, los personajes del entorno (sus padres, su tío, su  primo, sus parejas….), sus diversas experiencias mostradas quiebran los arquetipos habituales incluso en la actualidad.

No podemos dejar de destacar la enorme valía artística de Youssef. Conocido también como comediante de stand-up de renombre y que ha realizado presentaciones en lugares como el Lincoln Center y el Carnegie Hall. Se pueden ver varias de sus actuaciones humorísticas en vivo en Netflix o el propio Youtube. No en vano, consiguió alzarse con el Globo de Oro a Mejor Actor de Comedia y posee dos nominaciones al Emmy en la misma categoría. Incluso han estado carteles gigantes con su rostro y un fondo amarillo llamativo en el metro de Madrid durante una larga temporada.

 

Naturalidad y humor en la ficción audiovisual son las nupcias perfectas para desentrañar estereotipos y, sobre todo, para disfrutar.

 

La serie se puede ver en España desde la Plataforma de streaming Starplaytz o desde Amazon Prime Video través de Lionsgate+.

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