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Análisis de «Los cinco se follan a una gorda»

ARTÍCULO:

“Los cinco se follan a una gorda”

David Torres, Público, 17 de noviembre de 2017.

 

ANÁLISIS:

1. Tanto el titular como cierre del artículo emplean una frase sensacionalista que denigra a la mujer en general y a las mujeres que no cumplen los cánones de bellezas imperantes en nuestra sociedad en particular. Recurrir a la colección de novelas juveniles Los cinco, de la escritora inglesa Ebid Blyton, para referirse a un grupo de violadores, es por otra parte, un guiño literario de pésimo gusto.

2. El artículo instrumentaliza desde el primer párrafo a una víctima, en pleno proceso judicial por una violación múltiple, para arremeter y seguir fomentando el odio contra el islam y los musulmanes, al dar a entender que el nepotismo, el sexismo y la falta de raciocinio son cualidades inherentes a quienes profesan esa religión: “Lo decía básicamente por dos motivos: el hecho de que aquí la inteligencia esté supeditada a la memoria, al igual que el imán que se sabe el Corán de pe a pa; y la importancia esencial de las amistades y las relaciones familiares a la hora de buscar trabajo, ese “tú de quién eres” que se traduce también por “de parte de quién”. Se le olvidaba, sin embargo, un aspecto esencial de nuestra idiosincrasia nacional, un rasgo heredado tras ocho siglos de dominación islámica y cultivado pacientemente en la horticultura particular de borbones y austrias. Me refiero, claro está, a nuestro exquisito y respetuoso trato hacia las mujeres, un colectivo que siempre ha disfrutado en España de privilegios excepcionales, como, por ejemplo, poder andar a cara descubierta.”

La violación no es una cuestión de “costumbrismo islámico”, como sentencia el autor del artículo, lo que demuestran las terribles cifras de nuestro país y, sin ir más lejos, el caso de violación colectiva al que se refiere este artículo.

El autor parece desconocer la situación de España, donde más de un millar de mujeres son violadas al año desde 2009.

Según la presidenta de la Federación de Asociaciones de Asistencia a Mujeres Violadas, Tina Alarcón, las cifras de los cuatro últimos días en Pamplona que ofrece el Ministerio del Interior, son sólo una pequeña parte de la realidad porque «de cada seis violaciones, se denuncia una. Más de un millar de mujeres son violadas por hombres en España cada año. Es muy grave. Doy cursos de prevención a adolescentes y me asombra la mentalidad de ciertos ‘varoncitos’ que agreden a sus compañeras como una afirmación de su masculinidad y en grupo, con el agravente de que agreden a un perfil de niña que quizá sea más libre que el resto de sus compañeras con lo cual, se creen en el derecho a hacerlo.»

Para ver los informes del Ministerio del Interior, pincha aquí.

3. Al referirse en esa misma frase al “privilegio excepcional” de “andar a cara descubierta”, está difundiendo una información falsa ya que en ningún país, incluídos los más de 40 países de mayoría musulmana, existe legislación que obligue a las mujeres a taparse la cara.

 

En el último párrafo agrega: “debe salir a la calle con la cabeza gacha, tapada de los pies a la cabeza, preferiblemente con un burka” para presumiblemente no ser violada.

De este modo, el autor demuestra desconocer que:

– El burka no es una vestimenta obligatoria en ningún país musulmán, como tampoco lo es el nikab, que no es lo mismo. Entre los musulmanes, como en cualquier otro colectivo, existe diversidad de vestimenta.

– Las distintas variantes de velo están relacionadas con las convicciones religiosas, personales y culturales de las distintas sociedades y mujeres. En ningún caso se trata de una prenda para protegerse de posibles violadores.

Este artículo no es más que otro ataque gratuito hacia la víctima de una violación que, no solo tiene que pasar por el tribunal, sino también enfrentarse a un juicio paralelo de la opinión pública que promueven titulares como el de este texto.  Meter la religión islámica en esta artículo es irrelevante para el caso, pero contribuye a la consolidación de estereotipos negativos sobre un sector de la sociedad, el de los musulmanes, y además desvía la atención de problema real que yace detrás de lo sucedido: que vivimos en una sociedad en la que una chica no puede volver sola a su casa, en una sociedad donde a una víctima de la violencia de género se la considera culpable hasta que demuestra lo contrario.

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