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El pasado islámico de Cataluña: La historia, el lenguaje y la cultura

Artículo publicado originalmente Dolors Bramon en Quaderns de la Mediterrània, nº 30/31

 

La asociación Bayt al-Thaqafa, con sede en Barcelona, quería conmemorar con una serie de eventos el pasado islámico de las tierras que ahora llamamos Cataluña. Con este fin, organizó la primera Conferencia Gatzara, que al final no se celebró debido a la pandemia Covid-19.  El objetivo era concienciar sobre el mundo árabe a través de un entendimiento más profundo de la historia que vincula Cataluña con el islam, y que empezó con la invasión por parte de grupos étnicos árabes y beréberes de la Península Ibérica que dio lugar al territorio de Al-Ándalus, que pervivió desde el siglo VIII hasta el siglo XII. Esta invasión, que fue pacífica y conllevó el asentamiento de los mencionados grupos étnicos en la Cataluña de hoy, dio lugar a una serie de influencias de la cultura islámica.  De todas ellas, las que han persistido claramente hasta día de hoy son los arabismos, que forman una parte del léxico y la onomástica de los idiomas peninsulares.

 

Como se sabe, entre los años 610 y 632 en la Península Arábiga se predicó una nueva forma de entender y servir a Dios que constituyó la religión monoteísta conocida como el islam. Sus seguidores iniciaron de inmediato una expansión territorial y crearon un imperio que se extendió desde el Océano Índico hasta el Atlántico. Como continuación del avance islámico a través del norte de África, una serie de grupos árabes y beréberes cruzaron el Estrecho de Gibraltar y penetraron en la Península Ibérica de forma organizada a partir del año 711.

 

La relación del islam con Cataluña y, por lo tanto, con España y Europa, ha tenido grados diferentes y variables, pero sobre todo hay que precisar que, desde el principio, una parte de lo que era y es Europa perteneció al mundo del islam.  En otras palabras, la gente que nació y vivió en los territorios de la Península Ibérica, las Islas Baleares y Sicilia, actualmente considerados occidentales, ayudó a expandir el islam en todos los campos de la actividad humana, como la política, las ciencias y las artes.  Esta gente era y debe ser considerada tan musulmana como podía ser cualquiera persona árabe, bereber, subsahariana, persa, turca, de Asia Central o del Oriente de esa época.

 

Los términos islam y Cataluña no siempre pueden ser considerados en bloque porque son dos entidades con vida propia, distinta, opuesta y diferenciada: los territorios que hoy llamamos Cataluña formaban parte del islam. En otras palabras, nosotros los catalanes, antes de ser catalanes éramos musulmanes.

 

Con el asentamiento de los musulmanes en Hispania, el dominio visigodo se convirtió en dominio islámico.  Este cambio político debe entenderse como una ruptura con la historia previa porque, a partir de entonces, la sociedad peninsular se incluyó en un nuevo sistema de gobierno dirigido desde Damasco y según las directrices del islam.  Por esta razón, los territorios hispánicos que hemos acordado en describir como occidentales vivieron una fuerte orientalización. Del mismo modo, el flujo continuo de beréberes islamizados a la península dio lugar gradualmente a bastante africanización.

 

Creo que vale la pena recordar que los musulmanes invasores fueron los primeros en destacar esa ruptura política que expresaron claramente a través de un cambio radical de denominación: en adelante, el territorio se llamaría Al-Ándalus y cuando los andalusíes gradualmente dialectalizaron el árabe clásico, la sílaba tónica se movió al final de la palabra.  El término andalusí debe ser aplicado a las zonas de las antiguas Hispania y Galia góticas cuando estaban bajo el gobierno de los musulmanes. La extensión geográfica de Al-Ándalus fue, por tanto, variable según el momento: Narbona y su pueblo, por ejemplo, fueron andaluces hasta 759; Girona y su pueblo, hasta 785; Barcelona y su pueblo, hasta 801; Tortosa y su pueblo, hasta 1.148; Lleida y su pueblo, hasta 1.149. Los últimos reductos andalusíes en las tierras que actualmente constituyen Cataluña fueron Siurana y las Montañas de Prades, incorporados a la Casa de Barcelona por el conde Ramón Berenguer IV en 1153.

 

Tanto en la totalidad de la península como en las tierras que ahora llamamos Cataluña, no podemos hablar a nivel mundial de conquista ni incluso de la reconquista subsiguiente, porque fue, fundamentalmente, una invasión, una adquisición sucesiva y un asentamiento progresivo de musulmanes en el territorio. Dentro de la esfera catalana actual, solo hubo enfrentamientos militares en Tarragona, Iluro (Mataró hoy en día), Bétulo (ahora Badalona), Égara (Terrassa) y Empúries, aunque queda claro que también podrían haberse producido en otros lugares no especificados por la documentación. Pero la capitulación de ciudades tan importantes como Barcelona y Girona está registrada.

 

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Artículo traducido por Bethany Sullivan en el marco del acuerdo de prácticas firmado por el Máster Universitario de Traducción Profesional de la Universidad de Granada y la Fundación Al Fanar para el Conocimiento Árabe.

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